Hay gorras y la Gorra

Nov 29, 2022 | Artículos, Español

*por María J. Insaurralde

Hace años que nuestras calles se presentan como un juego de ajedrez: algunas figuras tienen más libertad de movimiento y otras, menos . La pregunta es ¿quién establece las normas del juego? ¿Quién habilita algunos movimientos y limita otros? Al parecer, la policía o “la Gorra”, que es un aparato del Estado, determina las libertades en la calle.

 

  • Eh, pibe. Sí, vos pibe.
  • ¿Adónde vas? ¿De dónde venís?
  • Al barrio.
  • ¿De dónde venís? Documento, por favor.
  • Del barrio.
  • Pibe, te estoy hablando, pibe. Pará ahí, mostrame el documento. ¿Qué hacés a esta hora? ¿Con quién estás? ¿Adónde vas? ¡Pibe! 
  • Al barrio.
  • ¡Eh pibe! Pibe, pará ahí, documento. Me vas a tener que acompañar.

Circular por la calle libremente parece haberse convertido en un privilegio de clase. Resulta que si la policía determina que tenés que frenar, mostrar tu documento, acompañarla a alguna seccional, es palabra mayor. Y desde esa impunidad, las fuerzas policiales persiguen, detienen, golpean, torturan y matan a nuestrxs pibxs.  No es casualidad que el blanco preferencial de los oficiales sean lxs pibxs de barrios populares, quienes curiosamente son estigmatizadxs y tildadxs de “sospechosxs” o “peligrosxs”, entre otras cosas, por usar gorras. Las gorras se han convertido en un símbolo de la etiqueta social que determina cuán “amenazante” puede resultar una persona en la calle. 

¿Por qué los territorios que habitamos deberían determinar las libertades que nos corresponden? Parece ser el resultado y el precio de la marginalización, de la discriminación y la segregación de algunos sectores. Pero el esquema no se compone únicamente de pibxs de barrios populares y un aparato represor como la fuerza policial; si no también de una sociedad que puede solamente mirar, o puede organizarse y ofrecer resistencia a las lógicas represivas. 

La ciudad de Córdoba, desde el año 2007, convoca a la resistencia en las calles, esas que a veces se convierten en un juego de poder entre un oficial y unx pibx, en la Marcha de la Gorra. La consigna general de la convocatoria es decirle BASTA al aparato represor de la policía estatal que en muchísimos casos hace uso y abuso de su uniforme, eso se presenta de manera selectiva y no es casualidad: sólo algunos rostros son víctimas de la violencia policial. Y para determinar quiénes, entra en juego la “portación de rostro” que consiste en estigmatizar y culpabilizar a alguien por su apariencia y su lugar de origen.

¿Quién es libre? – María J. Insaurralde

La Marcha de la Gorra es una manifestación que tiene lugar todos los años desde entonces en el mes de noviembre en la ciudad de Córdoba. Cada noviembre se pone foco a demandas y consignas específicas que van cambiando año a año en función a las realidades y conflictos puntuales que se presentan en ese marco. 

Con el paso de los años, los reclamos han crecido y se han ido complejizando, y la convocatoria se ha ido extendiendo a lo largo del país. Hoy denunciamos todas las formas de violencia ejercidas por las instituciones del Estado: los tres poderes y su organismo armado, las fuerzas de seguridad.

La convocatoria está teñida todos los años de intervenciones artísticas y recursos expresivos que denuncian las prácticas represivas de las fuerzas del Estado, reivindican las libertades correspondientes y piden justicia alzando la voz en nombre de todas las voces que se llevó la represión. 

En un contexto en el que se presentaron dos proyectos de ley que buscan criminalizar la protesta y delimitar las movilizaciones y el uso de espacios públicos en la ciudad de Córdoba, continúa la lucha por las libertades de nuestrxs pibxs. 

Hoy, 29 de noviembre,  estamos convocadxs bajo la consigna “Ocupar las calles, libres o nada” a habitar las calles en una marcha que se ha convertido en un espacio de lucha, de encuentro, de memoria y de cuidado colectivo.

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